Tuesday, February 15, 2011

SELENE


135 mm. ISO 100. f/4.5. 0.004 sec (1/250)
Boston, MA.  2008.
“...es simple para los hombres simples el mundo,
es peligroso para los peligrosos,
es asombroso para mi;
es asombrosa la física imposible de tus senos
ojos de psicópata al vacío
han visto cada cosa cada lugar de este anfiteatro...”
Andrés Quintero.

Este cuarto, es todo el mundo, no es cóncavo ni recto y sus obstáculos son: un buró, un cerro de libros y un colchón, las cuatro esquinas del techo, cubren exactamente a las del piso; allí no florece ni nace nada, su ventana esta hastiada de ver inviernos –el azar del tiempo-.
...y, Selene... la habitante que tiene la cualidad del cuarto: ¿El silencio?; desde que se averío una parte, desde...desde hace rato.  El tiempo se extendió en su cabeza, quedo un eco –nada de imágenes-, lineas vacías, recuerdos de libros inanes de polvo, las lagrimas las escurrió su alma (así, también nada muere y nada nace en su cabeza).  Quedo el aire seco, se iluminaron sus ojos para siempre, trenza su cabello en el espejo imaginario que le dio una amiga de Shaillot, se perdió, olvido –que es una forma mejor de extraviar, o al menos intentarlo-...  Laberintos opacos de sombras prematuras, al alba el gemido inaudible de las pequeñas flores que cambia por dos o tres mas perennes –hasta el vendedor de rosas regala esos pequeños escombros de amor-, parece como si una conexión delgada estropeara las cabezas.  Ruinas, marionetas de áticos sentimentales, vacío. Por ultima vez el ardor inapetente que puso en mal momento... ¿Que era?; otra sombra –los recuerdos son así-, las flores van al tanque del pequeño inodoro al antojo de una marea reprimida, allí mueren; se cubre el suelo con un manto de pétalos, Selene entra y sale descalza, desnuda –sus ojos también- se recuesta debajo de los sueños, planea el ultimo...
Como el ultimo beso despidió el trueque de los hombres, la naturaleza de mentir, herir, ser siempre lo peor superior en determinados momentos.  El alba besa el cuarto con la ventana.  Nadie recogerá flores para los hombres, para si mismo, nadie lo notara porque los escombros que sobran en signos diferentes otro uso darán en las calles, en la basura, hasta que los recuerdos estropeen otro sitio, otra parte; una pequeña que llevamos por dentro y que casi siempre muere al alba.

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