Saturday, November 7, 2015

LA LAMPARA





"¡Oh excelente efrit, que me obedeces merced a las virtudes de la lámpara que sirves! “

Las Mil y Una Noches.

Este objeto, pertenece a los recuerdo de tu vientre Mama y a los míos; cuando tú, papa hacías la magia de sacar al genio, los ladrones, la puerta mágica.  Hoy tengo que devolver este objeto de mi recuerdo porque ya no soporto al genio que noche tras noche (al principio gritando) me decía que no deseara imposibles; luego de saberse incapaz él mismo de esa tarea y lleno de resignación, solo salía a preguntarme que si deseaba algo más; ya no indicaba tampoco cual era el número de esa suerte.

Un día, ese genio desapareció por un tiempo. Luego, algo afectado y casi llorando me dijo que se había fugado de su amo -yo- por que no resistía no poder complacer con su semi-omnipotencia mi único deseo.  Me confesó que hurgó, viajó, trató sin lograrlo de volver al mar (su condición inicial).  Me dijo que fue y estudio mis lecturas en otro tiempo y se hizo pasar por el viandante que espera ante la puerta; que paradójico, ni a un genio el guardia de las puertas dejo entrar, hasta que la muerte o en su caso su inutilidad -a no ser el aburrimiento del guarda ante un personaje de pretensiones sino mágicas al menos su discurso, harto mas poderoso (según él) que quien vigila- hizo al guardia concebir la lección y decirle que las puertas siempre estuvieron abiertas; ese es también cada destino, esas también mis murallas.

Creo que mentía cuando me dijo que sobre unos escalones tropezó con el objeto de un creador: otro genio y cuando le pregunto que era lo que hacia, el otro, el inventor le dijo que era un catalejo para el universo, un agujero sin medida, sin extensión razonable entre todos los tiempos; dijo también que era el inverosímil universo atrapado en un elemento, algo como un sentido lleno del pielago de todas la cosas.  En su soberbia, mi genio, no podía creer que algo pudiera contener siquiera algo mas poderoso que el azar de las suertes que este podria regalarle a los hombres, así que pregunto al inventor si era posible encontrar mi deseo usando su artilugio.  Pero, un genio no puede devolver la niñez que simultáneamente lo creo.  Incluso si el oráculo del inventor es nombrado con la primera letra del nombre de un dios cualquiera.

Entonces el genio volvió al centro del problema y ahora viaja hacia la casa que ustedes crearon.  Espero que disfrute con el perro o al menos con el desprecio de los gatos -en Constantinopla todavía le gustaban-; que se distraiga de algún modo, que deje las alquimias o los cantos del minarete, él sabe que ni siquiera un genio como él o un grifo, un semi-dios son suficientes para devolverme a la edad que él nació de la historia y nadie puede devolver tal cúmulo de desespero a un sitio feliz.  Eso ya no importa, su lugar favorito son los bahules o los estantes de libros o cualquier otro lugar que esté alejado de esa posibilidad.


Estambul, Verano de 2015.

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