Thursday, September 10, 2015

ENCUENTRO



...esa convalecencia en que nos buscaban los ojos 
a través de la sombra para reconciliarnos. 
Tu gesto de mujer de piedra, 
última máscara en que a pesar de ti te refugiabas, 
domesticabas tu soledad. 
Los dos, nuevos en el alma, preguntando por qué. 
Y más tarde tu mano apretando la mía, 
cayéndose tu cabeza blandamente en mi pecho, 
y mis dedos diciéndole no sé qué cosas a tu cuello. 
Vamos a guardar este día 
entre las horas para siempre.

Jaime Sabines
.

La forma de este silencio
es como imaginan los imposibles extramuros
la concavidad de una pared siempre rechazando 
al que alcanza su sombra,
linea de ríos
boceto impenetrable
de un sentimiento

No es el camino del dedalo al vortice
ni algo que ha escapado y se ha 
convertido en fósil perpetuo
lleno de la luz de una estrella;
no es palatable, ni se decanta o
tiene medida,
esta inocuamente desbordado:
invasión sucesiva de distancias.

Pero el rumor es poderoso
y aun cuando me uno a su figura
solo puedo esperar…
y los remos para el ansia solo
empujan hacia la profundidad.

He visto algún horizonte en el que 
muere el cambio constante del día
y se ha parecido al desorden de tus
cabellos.
Yo he estado ahí
mirando ese mismo día y otro distinto
desde tu espalda
alcanzando tu olor
semejando un roce
tratando de tomar tu mano sin que se 
profundicen los olvidos constantes


Los espejos son ese deseo
son también el muro, los silencios
Vamos a jugar a lo que sucede,
a vista de todos
donde la luz siempre se pudre sobre las piedras
donde brilla el agua al interior de la noche
y la muerte es la epidermis del suelo 
donde caminamos
en un rincón violento
y vamos a llevar el cumulo de palabras
y las manos juntas
y ese abismo
que es muro desde el vacío, allá, abajo;
donde la gravedad ha quebrado los huesos
y la música vuelve.

Tu caminas en una calle recién recorrida
por la humedad,
conoces las intersecciones, las señales
el circulo del regreso.
yo, voy corriendo a ese centro
y la evolución de los pasos
llega siempre tarde,
no por la fatalidad de cumplir con tiempos exactos
sino solo por que las calles del exilio
son un poco mas complejas
de deshacer…

Quiero desesperadamente alojarme en
los brazos del volver
llegar, con ese olor y ese polvo
a otras cosas
y esperar tras los vidrios y la predecible lluvia
las miradas de los que han envejecido
y los otros, los que miran desde los sepulcros…

Descubrirte ahí
esperando la multitud de mi soledad,
abrazándote los codos
por culpa de ese frío pasajero de presentimientos.

Soy otro desconocido que vuelve
mientras los ‘para siempre’ tienen tantas reglas,
tantas fechas vencidas, tantos muertos
esperándonos en su proximidad de olvido.

Pero este no es un plañimiento 
es una razón, que ha elevado las coincidencias
al punto de esta mirada
que ha detenido todo
que ha esperado, y apenas
sucede, rompe el comienzo

el silencio, el muro, la posibilidad…

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