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Foto Juan M. Trujillo

Una marcha:

celda de destrozos

de ese astro que escupe meteoros

que habrán de derribarlo

cuando nunca aproximen más el choque.

Hoy soy ese planeta que ansia

el roce de tu universo;

porque tu partida es solo asegurarte

en el azar de las cosas, en el espacio

de la inutilidad,

albedrío de cualquier movimiento

inseguro...

Hay un pliegue en la órbita que se 

ha llamado lágrima,

unas manos que se baten al aire

como queriendo salvarse de un alud...

No debiera el albur aclarar tu despedida sin

la crítica,

porque una sombra corroe más los muros

de la noche,

Y, tal vez, otro día

algo así como lo mas agrietado de una partícula

regreses a la perforación

de la primera palangana:

cogorza

que ha enturbiado los sentidos,

elemento regulador

de un tiempo que se le ha dado 

el nombre en el pliegue de una metáfora

en la posibilidad de una escasez.