Sunday, October 23, 2011

TODOS LOS SILENCIOS


Foto: Juan M. Trujillo.




“(For in a minute there are many days)
…en un minuto,
hay demasiadas días…”
Juliet.
W. Shakespeare.
-Señora, Cuando sucedió?
-Hace tiempo, joven.
-Cuanto tiempo?.
-Solo recuerdo el tiempo porque hablaba, y ahora…
-Ahora?
-Solo parece ser un escombro limado por el silencio, y ya ve, era rudo y no sé, ni sabré el origen de esa catalepsia muda; amaneció así un día, y pensábamos que bromeaba de Nuevo con el mundo y con la obsesión de ser poeta y así… así fue muriendo, se marchitó en el silencio mas doloroso que conozco, incluso conociendo el de la muerte; pero pasamos años, tenia que afeitarlo, comía muy poco; aunque sabíamos que seguía vivo por que fumaba.
-Fumaba?
-Si, y sabíamos que leía porque aunque el cuarto no tenia ventanas, en el dintel exterior aparecía su sombra con la luz artificial; pero nunca más habló, se dedicó a buscar fantasmas en el paisaje, con un sigilo mudo, sin palabras; sabia también que estaba triste porque colocaba a Bach una y otra vez, y era cuando mas se dedicaba a mirar.   Señor…iba…iba a ser profesional y se dedico a ese arte tan doloroso del silencio.  Trajimos a sus amigos y amigas, y solo tenuemente trataban sus ojos de estallar en una lagrima; y sabia que era feliz, en es zozobra de penas únicas, que no conocí que y cuales jugadas fueron de su cabeza, y cuales las del resto, ¿me comprende?… no responda; hay seres mas arrugados que otros.  Tantos amores inconclusos y el mundo hecho de bárbaros, de gente mal hecha; no me atrevería a especular, pero creo que se castigo con ese silencio, no volvió a escribir y se fue volviendo así, un objeto; en las fiestas, en este campo; creo también que no fingía, pues su defecto era la impaciencia.
Perdóneme si se me escapan estas lágrimas joven, pero se que no son las ultimas y son producto de esa dedicación a secarlas; a ver que solo le salía esa sonrisa, como una cicatriz en el rostro, como un monstruo que no volvería a aparecer, cuando le preparaba la receta española.  Y ahora, sin el, si es que desde hace veinticinco años lo tuve, se que su última noche, murió con De Greiff en su lectura, con la muerte en el alma y supe que lloró por que encontré una lagrima disecada de calor en su rostro, en su pequeño silencio que, le juro, ahora me dice mas estando muerto.
Fue mi niño señor, zurdo de mano y de cabeza, con un corazón que debió haber puesto en su pecho las palabras: “este lado arriba”.  Se quedó, señor, como mi recuerdo: en silencio; y lo busco en el abismo de su silla, en las estrellas, en la hierba que miraba con mas fecundidad... y se con certeza que eso no lo hace el amor, ni los sueños en silencio y nunca lo sabré.
Me queda de él solo el papel de su última noche en la que lloró, recitaba el verso mas corto que he leído, escrito con vergüenza; creo que esa fue la razón de sus lágrimas, decía después de tres puntos suspensivos: “gracias”, nada más.  Gracias.

2 comments:

  1. La nostalgia de un corazon hecha letras.

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  2. Un texto para publicar....bello.!

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