UNA PARANOIA CRUEL

Si estuvieras a mi alcance,
mis manos descansarían en tu talle;
suavemente, murmuraría besos 
a esos pocos crespos rebeldes que se escapan de tu pañuelo, 
mientras mi aliento
 -que al mismo tiempo es alimentado por el aroma de tu cuello- 
llega y se esparce, 
hace estragos en tu fosa supraesternal...
tus hombros descansan en mi pecho, 
dos manos se encuentran y se enlazan; 
son piezas anatómicas separadas por mares, 
por crueles abismos.  
Mientras existe la vida del sudor, 
las palmas han sido leídas por tactos monótonos, 
ambidiestros... 
intentaremos el amor como osmosis 
que quiere borrar la piel que nos detiene de nosotros, 
borrar tu miedo a las ruecas del tiempo... 
Tiene palabras este paisaje que formamos atenazados, 
palabras a la sombra, en el vacío de un beso.